Diagnóstico inicial
Ante una solicitud de reestructuración por ineficiencia operativa, duplicidad de funciones, baja productividad y desarticulación interáreas, hay que entender que no estamos frente a “un problema único”, sino a un sistema de causas interrelacionadas.
Por eso el diagnóstico inicial debe ser rápido pero profundo, enfocado en confirmar síntomas, ubicar causas raíz y medir su magnitud.
Objetivos del diagnóstico inicial
- Delimitar el problema real: distinguir entre síntomas visibles (duplicidad, baja productividad) y causas subyacentes (diseño organizacional, procesos mal definidos, cultura de silos).
- Evaluar el nivel de alineación estratégica: verificar si la estructura actual responde a la estrategia del negocio o si quedó obsoleta.
- Mapear procesos críticos y puntos de fricción: ubicar dónde se pierden tiempo, recursos o decisiones.
- Comprender la red informal de trabajo: cómo se coordinan realmente las áreas más allá del organigrama.
Actividades clave
- Revisión documental rápida: estrategia vigente, organigrama, manuales, KPIs, descripciones de puesto.
- Entrevistas semiestructuradas con alta dirección y líderes de área.
- Grupos focales con personal operativo.
- Observación de flujos de trabajo reales.
- Análisis preliminar de indicadores: tiempos de ciclo, costos de no calidad, carga de trabajo, rotación, ausentismo, OT, etc.
Entregables del diagnóstico inicial
- Lista jerarquizada de problemas críticos (matriz de severidad-urgencia).
- Hipótesis de causas raíz por cada problema.
- Mapa preliminar de procesos y relaciones entre áreas.
- Identificación de riesgos políticos/culturales para el cambio.
Marco de análisis
Para un problema complejo de reestructuración, conviene usar un marco mixto que conecte estrategia, estructura, procesos y personas.
1. Alineación con negocio
- ¿La estructura actual soporta la estrategia competitiva?
- ¿Las unidades organizacionales crean valor o administran inercias?
- Herramientas: cadena de valor, análisis de capacidades, OKRs o BSC.
2. Diseño y eficiencia
- ¿Qué procesos se duplican y por qué?
- ¿Dónde hay cuellos de botella, retrabajos o decisiones lentas?
- Herramientas: mapeo AS-IS / TO-BE, RACI, SIPOC, análisis de carga/capacidad.
3. Coordinación real
- ¿Qué reglas informales sostienen la cultura organizacional?
- ¿Cómo se premia o castiga la colaboración?
- Herramientas: análisis de redes organizacionales (ONA), clima laboral, ADKAR o Kotter para predisposición al cambio.
Propuesta metodológica
Fase 1. Contrato psicológico y definición del alcance
Asegurar alineación con los objetivos y evitar expectativas irreales.
- Reunión de kick-off con dirección.
- Definición de objetivos SMART de reestructuración.
- Alcance (áreas incluidas, nivel de profundidad, tiempos).
- Gobierno del proyecto: comité guía, líderes de proceso.
- Indicadores base y acuerdo de acceso a información.
Entregable: Project Charter + ruta general del cambio.
Fase 2. Diagnóstico profundo
Propósito: validar hipótesis y detectar causas raíz.
- Mapeo de estructura formal e informal.
- Análisis de procesos críticos.
- Identificación de duplicidades:
- duplicidad “funcional” (dos áreas haciendo lo mismo)
- duplicidad “operativa” (retrabajos, aprobaciones repetidas)
- Análisis de productividad real vs. esperada.
- Identificación de nodos de coordinación fallida.
Herramientas específicas:
- Matriz RACI por procesos clave.
- VSM (Value Stream Mapping) para tiempos/ciclos.
- ONA para detectar dependencia de “personas puente”.
- Árbol de problemas (causa-efecto).
Entregable: Informe diagnóstico con causas raíz priorizadas.
Fase 3. Diseño de escenarios
Construir alternativas viables, no una solución única.
- Definición de principios de diseño:
- orientación a procesos
- eliminación de redundancias
- claridad de autoridad y decisión
- énfasis en cliente interno/externo
- por procesos
- por unidades de negocio
- matricial/híbrida (si aplica)
- costo-beneficio
- impacto en operación
- riesgos culturales/políticos
- factibilidad tecnológica
Entregable: Documento de escenarios + recomendación razonada.
Fase 4. Plan de implementación y gestión del cambio
Bajar el diseño a la realidad operativa sin romper el negocio.
- Roadmap por olas (quick wins + cambios estructurales).
- Redefinición de roles, perfiles y capacidades.
- Reingeniería de procesos prioritarios.
- Plan de comunicación segmentado (qué cambia, por qué, para quién).
- Capacitación y acompañamiento a líderes.
- Gestión de resistencias (ADKAR / Kotter).
- Diseño de métricas nuevas alineadas.
Entregable: Plan maestro de implementación + plan de cambio.
Fase 5. Seguimiento y estabilización
Asegurar adopción y mejora continua.
- “War room” de control las primeras 8-12 semanas.
- KPIs semanales y quincenales.
- Ajustes a TO-BE según evidencia.
- Auditoría de roles y procesos cada 3 meses.
Entregable: Informe de estabilización y lecciones aprendidas.
Evaluación de impacto
La reestructuración debe justificarse con evidencia antes, durante y después. Propongo evaluar en cuatro dimensiones:
1. Impacto operativo
Indicadores:
- Reducción de tiempos de ciclo.
- Disminución de retrabajo y errores.
- Mejora en cumplimiento de SLAs internos.
- Balance carga/capacidad.
2. Impacto organizacional
Indicadores:
- Eliminación de duplicidades (puestos, funciones, procesos).
- Claridad de roles (encuestas de ambigüedad).
- Aumento de coordinación interáreas (ONA comparativa).
3. Impacto humano-cultural
Indicadores:
- Clima laboral / compromiso.
- Rotación voluntaria y ausentismo.
- Percepción de colaboración y justicia interna.
- Nivel de adopción del cambio (ADKAR).
4. Impacto financiero-estratégico
Indicadores:
- Ahorro por eficiencia (costos directos/indirectos).
- Productividad por FTE.
- Mejora en margen operativo o EBITDA (si aplica).
- Contribución a objetivos estratégicos.
Método de evaluación:
- Línea base (antes)
- Medición “pulso” (durante)
- Evaluación 3-6-12 meses (después)
- Comparación contra metas definidas en Fase 1.
En síntesis, la propuesta parte de un supuesto fundamental: la reestructuración organizacional es una intervención sistémica, no un ajuste cosmético. Por ello, el consultor debe integrar diagnóstico estratégico, rediseño estructural-procesal y gestión de cambio humano, asegurando evaluación de impacto. La metodología por fases permite reducir riesgos, generar quick wins tempranos y construir una organización alineada a la estrategia, con procesos claros, roles sin duplicidad y coordinación efectiva entre áreas.