Vanessa buen día, el análisis que presentas me parece sumamente enriquecedor, ya que profundizas en la dimensión humana del problema. Esa capacidad de ir más allá de lo evidente y explorar las raíces emocionales y relacionales es lo que realmente aporta valor en un proceso de transformación organizacional. Coincido plenamente contigo en que una reestructura no comienza moviendo cuadros en un organigrama, sino escuchando con atención cómo se conectan las distintas áreas, qué tensiones atraviesan y, sobre todo, qué tan claro está el propósito compartido que las une.
Me parece especialmente relevante que incorpores el lado emocional en tu enfoque. Esa sensibilidad hacia lo humano marca la diferencia entre un cambio meramente técnico y un verdadero cambio cultural.
Tu propuesta metodológica es sólida, práctica y profundamente humana lo que garantiza que el cambio no se quede en un proyecto, sino que se traduzca en nuevas formas de trabajar, relacionarse y crecer juntos.
Me parece especialmente relevante que incorpores el lado emocional en tu enfoque. Esa sensibilidad hacia lo humano marca la diferencia entre un cambio meramente técnico y un verdadero cambio cultural.
Tu propuesta metodológica es sólida, práctica y profundamente humana lo que garantiza que el cambio no se quede en un proyecto, sino que se traduzca en nuevas formas de trabajar, relacionarse y crecer juntos.