En este caso para mi punto de vista complejo yo abordaría a mi colaborador desde una perspectiva de indagación para no juzgarlo inmediatamente sino conocer el porque de su actuar, si es porque no se siente en un ambiente pleno para su expresión y en donde pueda dar sus puntos de opinión, no se siente valorado, no encuentra un nivel de confianza con nosotros como equipo, o ver si es un tema personal del carácter del colaborador, si fue por un tema de miedo o inseguridades y al no tener una buena gestión emocional derivo de ese actuar o si el concretamente esta en este desconocimiento propio que lo hace ir sin un norte por ello sus acciones no son integras y ofrecer mi ayuda para que el conecte con su propia responsabilidad y ética, asociándolo a como se abordaría desde un punto de vista de Nietzsche, si es que el problema surge del carácter de la persona, mi misión como líder es acompañarlo para el reconecte con su fortaleza interna y así pueda asumir sus decisiones y tomar responsabilidad de ello y recuperar su ética. Pero todo caería en la plena disposición del colaborador de que el quiera reconectar consigo mismo y dar pie a su autoconocimiento para que el tenga fijo cual es su sentido de vida, cual es la rectitud y ética que lo conduce y actuar conformé a ello.
Reflexionando mas profundamente de como ayudaría el autoconocimiento y la gestión emocional en el comportamiento del colaborador. Creo que el autoconocimiento y la gestión emocional trabajan en sinergia y al estar en armonía te permite reconocer tus emociones y ver como afectan a tu conducta, el colaborador al conocerse a sí mismo podría haber analizado el porque de sus decisiones y actuaria mas congruentes a los valores que el sostiene y a los valores del equipo u organización. La solución que propondría es seguir trabajando con mis colaboradores es especialmente con el que ha presentado estas conductas en fomentar la responsabilidad, el desarrollo autentico, la libre expresión que también enriquece la toma de decisiones y generar una cultura en la que no se condenan los errores o fracasos, en síntesis, un liderazgo más a una forma Nietzscheana, acompañado a un liderazgo transformacional y humanista para fortalecer el autocuidado y la gestión de emociones. Esto empodera a los colaboradores para que crezcan profesionalmente, éticamente y emocionalmente.