Buen día compañeros, esperando se encuentren bien, les comparto mi participación.
Para abordar la solicitud del cliente corporativo respecto a una reestructuración organizacional, es necesario aplicar un proceso de consultoría que permita analizar la problemática desde una perspectiva integral, considerando elementos de diagnóstico, intervención y evaluación. A continuación, se presenta una estrategia metodológica aplicable a un contexto real y orientada a resolver fallas en eficiencia operativa, duplicidad de funciones, baja productividad y desarticulación entre áreas.
1. Diagnóstico inicial
El punto de partida es la construcción de un diagnóstico claro y sustentado. Esto implica realizar entrevistas semiestructuradas con directivos y colaboradores para identificar percepciones, flujos de trabajo reales y puntos de fricción. Paralelamente, se revisa la documentación organizacional (organigramas, descripciones de puesto, manuales de procesos, KPIs existentes) con el fin de detectar inconsistencias entre el diseño formal y la operación cotidiana. Finalmente, se desarrolla un mapeo preliminar de procesos que permite visualizar actividades duplicadas, tareas sin valor agregado y rupturas en la coordinación inter-áreas. Este diagnóstico constituye la base para comprender la magnitud del problema y orientar la intervención.
2. Marco de análisis
El análisis se estructura desde un enfoque sistémico, utilizando tres herramientas clave:
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El modelo 7S de McKinsey, para evaluar la alineación entre estrategia, estructura, sistemas, liderazgo, competencias del personal y valores compartidos.
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El análisis de procesos (BPM), que permite identificar cuellos de botella, retrabajos y puntos críticos que afectan la eficiencia.
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La matriz RACI, útil para clarificar responsabilidades y determinar dónde la falta de definición contribuye a la duplicidad de funciones.
Este marco facilita comprender que la desarticulación no proviene de un área aislada, sino de la falta de coherencia general entre la estructura y la forma de operar.
3. Propuesta metodológica
La intervención propuesta se desarrolla en cuatro fases:
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Diagnóstico profundo (AS-IS): levantamiento detallado de procesos, análisis de roles, medición de tiempos y validación de evidencias.
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Diseño del modelo objetivo (TO-BE): rediseño del organigrama basado en procesos, definición de funciones claras, simplificación de flujos de trabajo y eliminación de redundancias.
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Implementación gradual: comunicación interna estratégica, capacitación del personal en sus nuevas responsabilidades y despliegue progresivo para asegurar adopción y minimizar resistencia.
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Aseguramiento y continuidad: ajustes posteriores, formalización documental y establecimiento de mecanismos de seguimiento.
4. Evaluación de impacto
La efectividad de la intervención se mide mediante indicadores comparativos antes y después de su implementación, tales como:
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Reducción de tiempos de ciclo en procesos clave.
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Aumento de productividad por área.
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Disminución de tareas duplicadas y retrabajos.
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Mejora en la coordinación inter-áreas y tiempos de respuesta.
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Percepción interna sobre claridad de roles y eficiencia operativa.
El impacto se evalúa en cortes de 30, 60 y 120 días, garantizando que la reestructuración no solo resuelva los problemas actuales, sino que contribuya a un modelo organizacional más coherente, eficiente y sostenible.
Sin más por el momento les deseo una excelente semana.
Juan Manuel Barrera Ponce de León