Buenas noches, maestra.
¿Existe algún criterio metodológico o lineamiento estructural que facilite decidir si una iniciativa estratégica debe ubicarse dentro del Balanced Scorecard, traducirse en un OKR trimestral o gestionarse únicamente como un KPI operacional?
Lo pregunto porque, no siempre es evidente si una acción corresponde a una iniciativa estratégica de largo alcance propia del BSC, si debe priorizarse como un objetivo de ciclo corto dentro de los OKR, o si simplemente debe monitorearse mediante KPIs sin convertirse necesariamente en un proyecto estratégico.
Le muestro un ejemplo que saque con ChatGPT para ayudarme a expresar mejor la duda: Por ejemplo, al analizar una iniciativa como “mejorar la retención de clientes” o “incrementar la certificación de alumnos”, me ha resultado complicado determinar si debe:
-
a) aparecer como un objetivo estratégico dentro del Balanced Scorecard,
-
b) convertirse en un OKR trimestral con resultados clave específicos, o
-
c) simplemente monitorearse mediante un conjunto de KPIs, como la tasa de retención, el NPS o la tasa de finalización.
Dado que esta misma iniciativa puede tener impacto financiero, estar ligada al proceso interno, y al mismo tiempo requerir acciones tácticas de corto plazo, me cuesta ubicarla en un solo marco.
