El caso muestra a una organización con señales claras de desorden interno: funciones duplicadas, procesos distintos entre áreas y una productividad afectada por la falta de alineación. Este tipo de disfunciones suele aparecer cuando la estructura crece sin un diseño organizacional que evolucione al mismo ritmo. Para mí, no se trata de un problema de desempeño individual, sino de un sistema que necesita orden, integración y dirección.
Diagnóstico inicial
Desde mi perspectiva, el problema es sistémico. Identifico tres síntomas principales:
-
Procesos que varían entre áreas, sin estándares ni criterios comunes.
-
Roles y responsabilidades poco definidos o superpuestos, lo que genera retrabajo.
-
Ausencia de una visión compartida que oriente la operación y facilite la coordinación.
La organización logra avanzar, pero lo hace con fricción constante y sin una lógica operativa coherente.
Marco de análisis
Para entender y corregir esta situación, propongo un enfoque que combine estrategia, procesos, estructura y análisis humano. Me apoyo en tres ejes:
1. Arquitectura empresarial (estrategia–estructura–procesos–personas)
La utilizo para identificar brechas entre lo que la organización busca lograr y cómo está configurada para lograrlo.
2. Análisis funcional y de valor agregado
Con esto puedo distinguir qué funciones aportan valor, cuáles se duplican y cuáles carecen de un responsable claro.
3. Benchmarking y revisión estratégica
Comparo prácticas e indicadores con referentes del sector y reviso los objetivos actuales para asegurar que la reestructuración no solo ordene, sino que también esté alineada al rumbo del negocio.
Este marco me permite encontrar causas raíz en lugar de quedarme en los síntomas.
Propuesta metodológica
Construyo la estrategia en cuatro fases: diagnóstico, diseño, implementación y seguimiento, integrando técnicas específicas para cada etapa.
1. Diagnóstico profundo
En esta fase aplico las siguientes técnicas:
-
Mapeo de procesos (macro, meso y micro) para detectar cuellos de botella y variaciones operativas.
-
Análisis RACI, para clarificar responsabilidades y evidenciar solapamientos.
-
FODA operativo–estratégico, para identificar factores internos y externos que afectan los resultados.
-
Análisis de madurez organizacional, útil para anticipar resistencia al cambio.
-
Revisión de objetivos estratégicos y KPIs, con el fin de asegurar alineación futura.
El resultado es una radiografía completa del estado actual, tanto en eficiencia operativa como en coherencia estratégica.
2. Diseño de la reestructuración
Aquí estructuro el rediseño utilizando:
-
MECE, para organizar los hallazgos sin superposiciones.
-
Principios de arquitectura empresarial, para alinear estructura, procesos y capacidades.
-
Matrices de decisión, donde evalúo alternativas considerando impacto, costo, viabilidad, riesgo y alineación cultural.
-
Rediseño de procesos (BPMN simplificado), con el fin de crear flujos más claros y eliminar pasos redundantes.
-
Ajustes estructurales basados en capacidades, cargas de trabajo y prioridades estratégicas.
Mi objetivo en esta fase es construir un modelo operativo integrado y sostenible.
3. Implementación participativa y gestión del cambio
Para que la reestructuración funcione, atiendo tanto lo técnico como lo humano. En esta etapa incorporo:
-
Modelo ADKAR, para acompañar a los equipos durante el cambio (conciencia, deseo, conocimiento, habilidad y refuerzo).
-
Mapeo de actores y análisis de impacto humano, que me permite identificar posibles resistencias y definir acciones preventivas.
-
Comunicación interna clara y oportuna, explicando objetivos, beneficios y los nuevos roles.
-
Capacitación práctica, para que cada persona pueda trabajar con los nuevos procesos y responsabilidades.
-
Pilotos en áreas clave, probando el modelo antes de escalarlo.
-
Retroalimentación continua, ajustando la implementación en tiempo real.
Este enfoque me permite reducir resistencias, facilitar la adopción y generar confianza durante la transición.
4. Seguimiento
Para asegurar sostenibilidad, mido de forma periódica:
-
Reducción de tiempos ciclo por proceso.
-
Disminución de retrabajo y errores.
-
Flujo efectivo entre áreas (handoffs más claros).
-
Cumplimiento de KPIs estratégicos.
-
Percepción interna sobre la claridad de roles y procesos.
El seguimiento continuo me permite hacer ajustes y garantizar que la transformación se mantenga.
Evaluación de impacto
A partir de este enfoque, espero generar mejoras claras en:
-
Reducción de retrabajo y errores, gracias a mayor claridad de roles y procesos estandarizados.
-
Mayor velocidad operativa, al eliminar duplicidades y simplificar flujos.
-
Mejor coordinación entre áreas, sustentada por una arquitectura organizacional coherente.
-
Alineación estratégica, asegurando que la operación responda realmente a los objetivos del negocio.
-
Mayor adopción y menor resistencia, debido al enfoque de gestión del cambio.
-
Toma de decisiones basada en evidencia, apoyada en indicadores y seguimiento disciplinado.
En conjunto, la organización puede pasar de operar como áreas aisladas a funcionar como un sistema integrado, con menos fricción y mayor capacidad de crecimiento sostenible.