Diagnóstico inicial: El problema no solo es operatividad baja, sino una estructura que genera duplicidad de funciones y trabajo desconectado entre áreas. Se inicia con un diagnóstico organizacional real: entrevistas, análisis documental y herramientas como FODA o mapeo de procesos (SIPOC/cadena de valor) para identificar causas raíz.
Marco de análisis: La solución debe integrarse desde tres perspectivas: estrategia (objetivos y dirección), procesos (cómo fluye realmente el trabajo) y personas (competencias, clima, resistencia). La intervención debe ajustarse a la cultura y al contexto del cliente.
Propuesta metodológica:
-
Diagnóstico profundo: levantamiento de información y detección de patrones.
-
Rediseño: clarificación de roles y eliminación de duplicidades usando matriz RACI y mejoras en procesos.
-
Gestión del cambio: comunicación, capacitación y usar un modelo como ADKAR para asegurar adopción.
-
-
Implementación y acompañamiento: soporte técnico y ajustes sobre la marcha.
-
Seguimiento: evaluación, retroalimentación y recomendaciones finales.
Evaluación de impacto: Comparar la situación antes y después: eficiencia operativa, claridad de roles, coordinación entre áreas y percepción interna. La mejora se sostiene con ajustes continuos y aprendizaje organizacional.