En mi opinión, las empresas que no evalúan ni ajustan sus estrategias en tiempo real corren el riesgo de perder competitividad rápidamente, especialmente en entornos digitales donde los cambios en el comportamiento del consumidor son constantes.
La ausencia de monitoreo puede provocar que una organización no detecte a tiempo caídas en la satisfacción del cliente, disminución en la tasa de conversión o incrementos en los costos operativos, generando decisiones tardías y reactivas. Un sistema de monitoreo basado en KPIS, como el balanced scorecard, permite identificar patrones, alertas tempranas y áreas críticas que requieren intervención inmediata. Además, facilita decisiones más oportunas al ofrecer datos objetivos sobre desempeño comercial, eficiencia logística y comportamiento postventa. En un entorno digital dinámico, contar con indicadores medibles y revisados continuamente no solo mejora la capacidad de adaptación, sino que también fortalece la sostenibilidad estratégica de la empresa.