En el caso de LogixMarket, los riesgos de no evaluar ni ajustar la estrategia en tiempo real ya se asomaron en 2023: siguieron invirtiendo en tráfico mientras caía la conversión y bajaba la satisfacción postventa, lo que encareció la adquisición de clientes y debilitó la recompra. Si la empresa dejara de leer esas señales a tiempo, volvería a operar “a ciegas”: promesas de entrega que no se cumplen, costos logísticos al alza, inventario desalineado y pérdida de clientes recurrentes justo en las categorías más rentables.
La salida es mantener un sistema de monitoreo de KPIs que transforme el día a día en decisiones oportunas. Para LogixMarket, esto significa seguir de cerca—cada semana—la conversión por canal, la satisfacción tras la entrega, el cumplimiento de tiempos y la rentabilidad por categoría, para activar correcciones inmediatas: ajustar la pauta, simplificar el checkout, recalibrar la promesa de entrega o priorizar surtido donde la demanda está activa. Así fue como, al integrar recomendaciones con IA y pronósticos de demanda en logística, la empresa recuperó competitividad en el segundo semestre.
Ahora bien, no basta con tener KPIs ligados a un Balanced Scorecard y a OKRs: en LogixMarket deben ser herramientas vivas. Eso implica mantener definiciones claras de cada métrica, asignar responsables, auditar la calidad de datos y actualizar metas y umbrales según estacionalidad, cambios de UX, mix de productos y comportamiento de clientes. En resumen, para que LogixMarket sostenga su recuperación, necesita medir lo que importa, interpretar a tiempo y actuar de manera constante, tomar decisiones en consecuencia; esa disciplina—más que la cantidad de datos—es la que protege márgenes, fideliza clientes y evita repetir los tropiezos.